Poner límites para nuestros hijos e hijas, descubre cómo lograrlo
Poner límites para nuestros hijos e
hijas a veces puede ser muy complicado, cuando ni siquiera comprendemos
lo que realmente significa esto. La mayoría de madres y padres cree que
los pone o por el contrario, piensa que es un símbolo de amor el no
hacerlo. Piensan cosas como: “pobrecito mi hijo”, “es demasiado fuerte,
nada le va a pasar”, no hay que ser tan exagerado con los límites: “por
una vez que lo deje no pasa nada”.
Lo interesante de todo esto es que en
realidad una de las mayores muestras de amor y seguridad que uno puede
dar es poner límites para nuestros hijos e hijas. Eso les marca una zona
clara donde moverse, por lo que les brinda tranquilidad, al tener las
reglas claras es mucho más fácil cumplirlas, y permite no sentir una
incertidumbre constante.
Otra cosa, es que poner límites para
nuestros hijos e hijas no significa ejercer violencia, gritos ni golpes.
Esto es totalmente innecesario, y generalmente cuando una persona
adulta lo hace es porque se le acabaron las herramientas disponibles y
utiliza sólo lo que conoce o lo que le hicieron en su niñez.
La mayoría de los padres y madres se
siente muy mal después de haber gritado, amenazado o golpeado, y lo
hacen al creer que de esta forma van a prevenir un posible pequeño
tirano. Estas personas, al conocer nuevas herramientas más respetuosas y
efectivas, las utilizarían mucho antes. El asunto es que el maletín de
herramientas, no viene con el bebé al nacer, hay que adquirirlo en el
camino, por medio de lecturas, amistades que saben del tema, escuelas
para familias, talleres o consulta con profesionales. Descubrir nuevas herramientas es toda una aventura en la que se aprende que es posible tener un hogar más armonioso.
Por lo tanto, podemos afirmar que los
límites son buenos, la violencia para ponerlos es innecesaria y se
pueden aprender herramientas para hacerlo de manera respetuosa y
eficiente.
Los límites son parámetros, es decir, le
dicen a uno por donde ir. Todos (as) sabemos que se usa la puerta para
entrar o salir y no las ventanas (al menos si la puerta está
disponible), el significado del color verde en el semáforo, que la acera
es para caminar y la calle es para que transiten los otros medios de
transportes.
Así mismo, con los límites se establecen
consecuencias naturales, tal es el caso que si está lloviendo y salimos
sin paraguas, la consecuencia natural sería mojarnos. Es lo sucede
naturalmente después de una acción, la consecuencia que se deberá
asumir. En el caso de un niño pequeño podríamos pensar que una posible
consecuencia natural de que tire con fuerza su juguete al piso es que se
rompa, por lo que la consecuencia que deberá asumir es tener un juguete
roto. Una manera de colocar un límite aquí es que la persona
cuidadora, permita que el niño o la niña asuma que se quedó sin juguete o
que se quedará con un juguete roto si es que aún se pude conservar, de
lo contrario deberá desecharlo.
Las consecuencias naturales son muy
efectivas y sencillas, fáciles de implementar, sólo hay que permitir que
pasen (mientras no sea peligroso para el niño o la niña). La persona
adulta no debe salir al rescate, es decir, no debe salir corriendo a
comprarle de nuevo el juguete o sustituirlo con otro; por el contrario,
es importante invitar al niño(a) a la reflexión. ¿Qué le pasó al
juguete? ¿y por qué pasó? ¿Qué podrías hacer para que no le pase lo
mismo a otro juguete?
Las consecuencias son importantes porque
enseñan a la persona que sus decisiones determinan el tipo de
consecuencia que puede haber.
Existen también las consecuencias
lógicas que dependiendo de la edad del o la joven se deben acordar con
él. Un ejemplo de esto puede ser el uso del dinero, o alguna tarea de la
casa. Si se acuerda que sólo se lava la ropa que está en el canasto de
la ropa sucia y cada miembro de la familia tiene la responsabilidad de
poner la ropa en el canasto, si el o la joven no lo hace, habrá un
momento en que se quede sin ropa para vestirse. Esto no es un castigo,
es una consecuencia lógica de lo que iba a pasar. Aquí se establece que
pasa después, si no es día de lavado y ocupa la camisa ¿quién deberá
lavarla? Una pista… no es ni el padre ni la madre de familia.
Este es un pequeño ejemplo de cómo se
pueden poner límites para nuestros hijos e hijas, en otros artículos les
iré compartiendo más detalles de cómo hacerlo y de muchas otras
estrategias que pueden implementar en sus casas.
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